Removiendo unos viejos libros de otro tiempo a nuestras manos cayó por sorpresa este delicado libreto de poesías y cartas de amor. Os dejamos con un fragmento de la carta de amor de Subandhu un poeta persa del Siglo VII.
Lo primero que recuerdo de ti son las manos. No tu manos en sí -que no sé siquiera si son hermosas o feas- sino tus manos en mí, tu manos sobre mí. Su marca huidiza, corredera, alucinante, como sombras de pájaros en vuelo. Tus manos como palomas, en mis brazos como peces, en mi cintura como lianas, en mis espaldas como chorros de agua recién nacida, en mis muslos como serpientes. Tus manos por todo mi cuerpo, como mar. Tus manos sobre mí, corriendo, recorriendo, formando mi epidermis, formándome, dándome contenido: haciéndome mundo.
Hasta que me tocaste, no fui yo, la que soy ahora. ¿Nueva? No: otra. Me hiciste por el tacto, de perfil y de frente. Desde el primer momento en que rozaste mi cabeza con tu mano, al descuido. Lo recuerdo como si fuese ahora mismo: estaba sentada en el suelo, pasaste tu mano por mi pelo y se estremeció mi tronco como si le azotara un viento nuevo.
Me estremecí. Cada vez que recuerdo tus manos, me estremezco. Me inmuto. Ardo con sólo recordar tus manos, mi vida conmovida.
Me estremeces: me meces, me entre - meces. Dentro.
Tus manos me acunan, me enternecen, me mueven, sirenas, me alan.
Me ablandan tus manos tiernas endureciéndome, me desmenuzan dándome unidad. Me cierran en ti, abriéndome a la mar.
Feliz San Valentín 2012
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